A veces
quiero ser el objeto de tu celo,
y de tus celos.
A veces
quisiera que estuviéramos cerca,
tan cerca que, a veces,
deseara quererte lejos.
A veces
quisiera simplemente tomar tu mano,
poder calmar tu ansiedad,
no con un “ten calma”,
sino con un abrazo.
A veces
quisiera no haber abierto esta historia
sin saber cómo cerrarla,
porque odio los malos cierres
como podría odiar la eternidad,
o podría odiar a la muerte.
A veces
por querer ser tanto
siendo tan poco,
voy alargando estrofas
sin sentido, sin métrica, ni estrategia,
hasta que, cansado,
me entrego al azar
y dejo de desear que, a veces,
no seas, ni una cosa,
ni seas otra.
Pero nunca,
nunca,
te dejo de desear.