Cómo mejorar la relación terapéutica: nuevos hallazgos

Primum non nocere, (escena de “In treatment” serie de HBO)

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El proceso de ir a psicoterapia es difícil. Decidir buscar ayuda, hacer el proceso de búsqueda y anticipar lo que se conversará en la primera sesión, es un proceso que puede ser atemorizante en sí mismo para cualquier persona, por lo que hacerlo cuando se necesita  de más ayuda es potencialmente agotador.

Imagine que luego de todo este proceso -además- sucediera que no “hubiera química” con el psicoterapeuta en la primera sesión.

Las tasas de deserción para psicoterapia son altas. Estudios meta – analíticos muestran que la tasa de deserción luego de una primera sesión pueden llegar a ser cercana al 47%, y con excesiva frecuencia, las causas de estas deserciones se colocan en el contexto social, o en el consultante, dejando a dicho consultante o paciente definido como una persona “que no se deja ayudar”, cuando en realidad muchas veces la persona deserta de consulta simplemente porque no se sintió bien en el momento clave de la vinculación inicial.

Luedke y Peluso (de las universidades de Nevada y de la Florida Atlantic, respectivamente) diseñaron un instrumento de observación de consultas iniciales (la primera sesión en que se conocen psicólogo y consultante) a partir del sistema de codificación SPAFF (un sistema que identifica las claves verbales y no verbales de comunicación entre personas) y lograron predecir la probabilidad de que una persona se mantuviese en psicoterapia o no, con un 94% de acierto. ¿Qué elementos de la comunicación descubrieron que eran los más importantes para predecir el seguimiento o abandono? Veamos.

A pesar de que la codificación SPAFF tiene un total de 19 conductas a observar, dos categorías (una verbal y otra no verbal) fueron las que resaltaron en el análisis: la categoría verbal fue la de “Alta Validación”, que se refiere a la habilidad por parte del terapeuta de reconocer, comprender y darle valor a los sentimientos y pensamientos del consultante (algunas de las conductas codificadas en este apartado serían el parafraseo, la capacidad de poder terminar la frase comenzada por el otro, etc) y la categoría no verbal fue la de tensión, la cual se codifica negativamente si se presenta en consulta (por parte del psicólogo o por parte del consultante) cualquier conducta asociada a risas nerviosas, cambios bruscos de posición, o movimientos cortos repetitivos en las extremidades, etc). En general, el estudio refuerza lo importante que es para el proceso psicoterapéutico que el psicólogo esté entrenado, no sólo en la teoría y los elementos centrales que debe trabajar con cada persona, sino que también cuente con los recursos personales para establecer la denominada “alianza terapéutica” desde el primer momento, dado que después podría no haber una segunda oportunidad.

Un psicólogo bien entrenado para tal fin no sólo tendrá menores tasas de deserción en su práctica y mayor efectividad, sino que también podrá proveer de un ambiente más cálido y reconfortante para el consultante, y esto, más que una necesidad técnica, es un requerimiento humano. Sin que el consultante que acude con su problema se sienta atendido como persona, no habrá técnica que funcione para que se sienta atendido como paciente.

Luedke, A. J., Peluso, P. R., Diaz, P., Freund, R., & Baker, A. (2017). Predicting Dropout in Counseling Using Affect Coding of the Therapeutic Relationship: An Empirical Analysis. Journal Of Counseling & Development, 95(2), 125-134. doi:10.1002/jcad.12125